jueves, 23 de septiembre de 2010

Sanciones: cuando no queda otra alternativa

Si bien, como ya se ha comentado, el área de RRHH busca el beneficio y el bienestar de los empleados, tiene otro objetivo que es buscar la productividad organizacional, y muchas veces los empleados no la cumplen y por ende no se comportan como es deseado, debido a que no cumplen con las expectativas esperadas y sus comportamientos respecto a sus conductas son de manera errónea.
Se define a una sanción como la modificación o cambio de conductas objetables por parte de los trabajadores.
Nuestra pretensión principal es modificar determinada actitud negativa de un empleado en particular con la intención de corregir el desvío.
Si en un lapso corto de tiempo, la persona reincide en el mismo tipo de falta, no solo habremos fracasado en nuestra intención primaria, sino que la experiencia nos lleva a pensar que el reincidente habrá iniciado un espiral que desembocará en un despido con justa causa. La sanción no constituye un fin en si mismo, sino que es una herramienta para que el trabajador recapacite sobre su conducta.
En escala de menor a mayor los tipos de sanciones son: el apercibimiento oral, el llamado de atención escrito, la amonestación escrita, la suspensión escrita y por último el despido. Sus criterios deben ser razonables, proporcionales a las faltas cometidas, contemporáneas, con justa causa y no se puede sancionar dos veces por la misma causa. Todo debe estar permitido por la ley de contrato de trabajo.
Es de vital importancia que RRHH se acerque a los empleados y genere con ellos un clima de confianza, debe escucharlos, generar un feedback con los mismos y tratar de solucionar sus inconvenientes, ya que toda acción es por algo. No nos olvidemos que en gran parte también nosotros somos responsables por sus conductas y que para ellos somos la cara de la empresa. Cuanto mejor clima laboral haya, menos sanciones serán necesarias, a tenerlo en cuenta!!!

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